miércoles, 27 de agosto de 2014

Carta de Augustus a Van Houten

Van Houten,
Soy una buena persona, pero un escritor de mierda. Tú eres una persona de mierda, pero un buen escritor. Hacemos buen equipo. No quiero pedirte ningún favor, pero si tienes tiempo, y por lo que vi tienes demasiado, me estaba preguntando si puedes escribir un elogio para Hazel. Tengo notas y todo, pero si tan solo pudieras convertirlo en un todo coherente, o ¿lo que sea? O solo incluso decirme que debería decir diferente.
Aquí está la cosa sobre Hazel: casi todo el mundo está obsesionado con dejar una huella en el mundo. Dejar un legado. Vencer a la muerte. Todos queremos ser recordados. Yo también lo quiero. Eso es lo que más me molesta, ser otra víctima olvidada y sin gloria de la antigua guerra contra la enfermedad.
Quiero dejar una marca.
Pero Van Houten: las marcas que los humanos dejan también son muy a menudo son cicatrices. Tú construiste un horrible y pequeño centro comercial, para iniciar un golpe de estado o tratar de convertirte en una estrella de rock y piensas, “Ellos me recordaran ahora”, pero (a) ellos no te recuerdan, y (b) todo lo que dejas atrás son mas cicatrices. Tu golpe de estado se convierte en una dictadura. Tu pequeño centro comercial se convierte en una lesión.
Bien, tal vez no soy un escritor de mierda. Pero no puedo poner todas mis ideas juntas. Van Houten. Mis ideas son estrellas que no puedo unir en constelaciones.
Somos un montón de perros rociando las bocas de incendio. Envenenamos el agua subterránea con nuestra orina toxica, marcando todo con MÍO en un intento ridículo por sobrevivir a nuestras muertes. No puedo parar de mear en las bocas de incendio. Sé que es tonto e inútil, épicamente inútil en mi estado actual, pero soy un animal como cualquier otro.
Hazel es diferente. Ella camina ligero, viejo. Camina ligera sobre la tierra. Hazel conoce la verdad: somos tan propensos a dañar el universo como lo somos para ayudarlo, y no estamos dispuestos hacer lo uno o lo otro.
La gente dirá que es triste que ella deje una cicatriz menor, que pocos la recordaran, que fue amada profundamente, pero no ampliamente. Pero no es triste, Van Houten. Es triunfante. Es heroico. ¿Ese no es el verdadero heroísmo? Como los doctores dice: primero, no hacer daño.
De todas las formas los héroes reales no son las personas haciendo cosas: los héroes reales son las personas NOTANDO las cosas, prestando atención. El hombre que invento la vacuna contra la viruela actualmente no invento algo. Simplemente se dio cuenta que a las personas con viruela bovina no les daba viruela.
Después de mi PET, me metí dentro de la UCI y la vi mientras estaba inconsciente. Y solo camine detrás de una enfermera con una placa y fui y me senté a su lado como por diez minutos antes de que me atraparan. Realmente pensé que iba a morir antes de que pudiera decirle que yo también iba a morir. Fue brutal: la incesante y mecanizada plática de los cuidados intensivos. Ella tenía esa agua oscura de cáncer que goteaba de su pecho. Ojos cerrados. Intubada. Pero su mano era aún su mano, todavía caliente y sus uñas pintadas con ese barniz casi negro azul oscuro, y solo sostuve su mano y trate de imaginar el mundo sin nosotros, y por un segundo fui una persona lo suficiente buena para esperar que ella muriera, así nunca se enteraría que yo también iba a morir. Pero entonces quería más tiempo para que pudiéramos enamorarnos. Tuve mi deseo, supongo. Deje mi cicatriz.
Un enfermero vino y me dijo que me tenía que ir, que los visitantes no estaban permitidos, y le pregunte si ella iba a estar bien, y el chico dijo: “ella sigue enfrentándose al agua”. Una bendición del desierto, una maldición del océano.
¿Qué más? Ella es tan hermosa. No te cansas de verla. Nunca te preocupas si es más inteligente que tú: sabes que lo es. Es graciosa sin querer serlo. La amo. Soy tan afortunado de amarla, Van Houten. No puedes elegir si serás lastimado en este mundo, viejo, pero si puedes elegir quién te lastima. Me gustan mis decisiones. Deseo que a ella le gusten las suyas. 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Reseña del libro

A Hazel le gusta leer libros pretenciosos y ver telebasura, leer poesía y dormir (además tiene la excusa de que es bueno para el cáncer) y le gustaría que sus pulmones funcionasen como unos pulmones normales. Su madre cree que está deprimida, así que empieza a ir a un grupo de apoyo todos los miércoles. Aunque, en realidad, no hay nada más deprimente que un grupo en el que cada día la lista de compañeros por los que rezar es más larga. Precisamente el día en el que conoció a Augustus Waters, fue el día en el que casi consiguió escaquearse para quedarse viendo un maratón de America’s Next Top Model.
Lo primero que pensó de Augustus Waters, para qué negarlo, fue que era muy guapo. Aunque con una personalidad tan arrolladora como la suya, su físico pronto pasó a segundo plano. Es carismático, hablador, divertido, le gustan las metáforas y filosofar, y siempre parece saber qué decir. Estaba en el grupo de apoyo acompañando a un amigo, aunque él también había tenido cáncer. Hazel leyó el libro favorito de Augustus, Augustus leyó el libro favorito de Hazel y lo demás, como se suele decir, es historia. Aunque en este caso es una historia tan peculiar como sus protagonistas, que arranca cuando Gus trata de localizar al autor del libro favorito de Hazel y continúa mientras ambos intentan ignorar el fantasma de su enfermedad.
No te vamos a engañar: Bajo la misma estrella es un libro sobre el cáncer, porque todos sus personajes sufren la enfermedad directa o indirectamente, pero no es un «libro sobre el cáncer», porque no cae en los tópicos propios del género. Es un libro con el que se ríe más que se llora, que te hace reflexionar más sobre la vida que sobre la muerte, que no idealiza la enfermedad ni glorifica a sus víctimas, que no ahonda en los malos momentos y a la vez resulta profundamente conmovedor.
La historia es interesante, pero el gran acierto de John Green (aparte de crear dos protagonistas fantásticos) es el enfoque que le da. La narración es ágil e ingeniosa, y está llena de sarcasmos y comentarios políticamente incorrectos. Hay momentos de bastante complejidad, tanto literaria como filosófica, que no ralentizan la lectura (ya elegirá cada lector cuánto tiempo dedicar a los pensamientos del autor). John Green no endulza la realidad de los protagonistas para complacer al lector, y la franqueza con la que trata el tema es precisamente uno de sus grandes triunfos.
Podríamos seguir señalando las virtudes de la novela y escribir una reseña el doble de larga que esta, pero dejémoslo así: Bajo la misma estrella es el libro que regalas cuando quieres acertar, la novela que recomiendas cuando quieres demostrar que la literatura juvenil tiene calidad, y uno de esos pocos libros que querrás releer (probablemente más de una vez) porque es tan extraordinario que resulta difícil de creer, y sabes que con cada relectura te volverá a sorprender su genialidad.